Impacto de la salud mental en el ámbito laboral y acciones posibles

Por la Lic. Sandra Jegerlehner, Gerente de DP Capital Humano

Concepciones actuales en relación a la salud la describen más allá de la ausencia de un trastorno, dolencia o enfermedad particular, es un estado integral de bienestar (físico, mental y social). La salud mental constituye así un componente fundamental de la salud. 

Cuidando la salud mental las personas pueden hacer frente a situaciones adversas que inevitablemente suceden a lo largo de nuestras vidas, en todos los ámbitos. Sin ella toda nuestra vida se ve afectada, en nuestro entorno familiar, laboral, profesional.

Numerosos estudios han demostrado la relación existente entre condiciones del trabajo y la salud mental de los colaboradores de una organización.   Altas demandas laborales y otros factores intervinientes (estrés, ambientes de trabajo disfuncionales, relacionamiento interpersonal, situaciones de violencia o acoso en los ámbitos de trabajo) impactan en la salud mental de las personas. 

Las dolencias más comunes se traducen a través de manifestaciones de ansiedad, angustia, y estados depresivos, los cuales tienen un efecto negativo sobre la capacidad funcional del trabajo, afectándolo directamente, así como también afectando la calidad de vida de los trabajadores.

No podemos olvidar que luego de marzo del año 2020 cuando se decretó la situación de emergencia sanitaria mundial a raíz de la pandemia de Coronavirus, los problemas de salud mental se recrudecieron en el mundo laboral. Los países establecieron diferentes métodos de cuarentenas, y medidas de protección sanitarias que implicaban grandes ausentismos de los lugares del trabajo, pasando a tomar un papel protagónico el “home office” o teletrabajo.  Las plantillas descendieron de manera abrupta, a la vez que los colaboradores tuvieron rápidamente que sortear las dificultades que esto supuso, acostumbrándose a una “nueva normalidad” en un panorama bastante incierto en relación a la conservación de los puestos de trabajo, afectando directamente la salud mental, recrudeciendo cuadros preexistentes o surgiendo nuevas dolencias.

Si bien hoy en día esta situación sanitaria ha mejorado sustancialmente, aún continúan algunos efectos de ella a nivel de la población.    

ACCIONES QUE PUEDEN TOMAR LAS ORGANIZACIONES

La salud mental y el bienestar son importantes porque influyen directamente en las personas, en el relacionamiento con otros, en el disfrute de la vida, entre otros aspectos.

Una buena salud mental dentro del lugar de trabajo generará un clima laboral armonioso, fortaleciendo la identidad y la cultura organizacional, contribuyendo a crear un ambiente de   respeto y confianza hacia la institución en su conjunto, así como entre sus colaboradores.  

El poder comprender y abordar la salud mental – como parte integral de nuestra salud – así como consideraciones psicosociales, dentro de una organización, es fundamental para poder prevenir riesgos a mediano y largo plazo, así como también brindar herramientas para poder hacer frente a hechos adversos.

Una reseña resumida de las posibles acciones a desarrollar para lograr este tan importante objetivo son las siguientes:

*Revisar misión y visión y promover  los valores institucionales.

*Reconocer el trabajo de los colaboradores generando instancias conjuntas de integración y cooperación.

*Promover hábitos saludables entre los colaboradores: facilitando servicios, considerando aspectos de bienestar físico y emocional  (como planes de alimentación saludable y actividades deportivas).

*Realizar jornadas recreativas y de intercambio.

*Desarrollar acciones de RSE (responsabilidad social empresarial).

*Celebración de fechas especiales.

Estas son algunas de las acciones y buenas prácticas que las organizaciones tienen a su alcance, trabajando en conjunto con el departamento de capital humano,  orientadas a la generación de un clima laboral lo suficientemente armonioso, sano y productivo.